No nos salva el dinero

Porque se termina, porque no puede comprar el cariño, porque nos materializa.
Nos salva el que nos ama más que a su vida. El que es más fuerte que la muerte. El que no es temporal, sino eterno: Jesucristo.
El Evangelio nos cuenta que curaba a los enfermos, a muchos enfermos. Pero nos cuenta también que no tuvo miedo al dolor y la muerte y los tomó consigo y los hizo camino de amor, camino de salvación.
Conocer y tratar a Jesucrito, que vive, que por ser Dios, está cerca, es lo más maravilloso del mundo.
El domingo es un bonito día para tratarle, para rezarle, para acogerse a su protección.
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